Si hay un chocolate tradicional cordobés, ese es, sin duda, el de la famosa cajita de chocolates Hipólito Cabrera de Pozoblanco.
En el año 1850 Demetrio Cabrera Carrillo empezó la fabricación de chocolate en un pequeño obrador que instala en la calle Alfareros de Pozoblanco. Una fábrica, en la actualidad, con casi una treintena de trabajadores, siendo la mayoría mujeres.
En 1956 recoge el testigo Hipólito Cabrera Muñoz, después sus hijos y tras ellos los nietos. Quinta y sexta generación se ocupan ahora de que este chocolate siga presente no solo en la memoria sino también en el paladar de los cordobeses, cuya receta guardan con mucho celo. Afirman que solo tres miembros de la familia la tienen memorizada. Una formula con la que se han garantizado el éxito a lo largo de los años como demuestran las medallas obtenidas con ella, que ilustran su tradicional envase.
En la Festividad de la Virgen de Luna, patrona de Pozoblanco, es costumbre comer en la llevada de la Virgen este chocolate, acompañando al hornazo. Este hornazo se trata de un bollo decorado con huevos enteros horneados, comida típica el día de la romería.
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